No opongas resistencia a nada que te encuentres:
pensamientos, deseos emociones; simplemente escucha y observa.
Surgen de forma automática del bagaje de nuestra mente
viejos e incontables residuos, engañosos y estúpidos.
Pensamientos, deseos emociones; simplemente escucha y observa.
Surgen de forma automática del bagaje de nuestra mente
viejos e incontables residuos, engañosos y estúpidos.
Todo lo que aparece demuestra nuestra verdadera condición
de personas atrapadas en el tiempo, condicionadas por los hechos.
Nos avergonzamos de ello, y nos escondemos tras una máscara
bien adornada intentando que parezca natural.
Pero este camuflaje no es más que otra forma, igualmente engañosa.
El ser humana se degrada todavía más, es aún más impotente
y su fealdad más pronunciada.
De este modo el clima mundial continúa su degradación.
Es lo que a menudo encontramos en nuestra condición humana
de seres encadenados que tergiversan la realidad.
Es lo que hemos heredado de nuestros ancestros,
que a lo largo del tiempo han ido dejando
tras de sí su pensamiento tumultuoso.
Hemos heredado la malicia y la astucia de un tiempo inmemorial,
de nuestro antepasado remoto que se creyó importante
porque su incapacidad de comprensión le hizo considerarse especial,
distinto de todos sus semejantes. De ello nació la ficción del ego.
Hoy en día el ser humano se ha degenerado:
de tanto vivir volcado hacia el exterior,
es incapaz de percibir su mundo interior.
Pero ha llegado el momento. Estos tiempos nos exigen
que sepamos la verdad: ¡lo efímero que es el “yo”!
¡No pongas resistencia a nada! ¡Quédate quieto, observa y escucha
todas las reacciones que afloran en ti y todo aquello con lo que te encuentres!
No opongas resistencia a lo que traiga el momento,
manifestada en impulsos interiores, aspectos irreales.
Basta observarlos, sin elección,
para que la no acción los haga, prácticamente, desaparecer
debilitando con ello al ego y liberándonos espontáneamente.
El ser humano, Sagrado en el momento, se integra por completo.
Ilie Cioara. El despertar de la mente. Editorial Sirio, pág 81- 82
