Este enigmático maestro espiritual nacido en Armenia probablemente en 1866, dota de base científica a la sabiduría que encuentra tanto en el entorno familiar y religioso de sus primeros años, como en diversos países de Oriente por los que posteriormente viajaría. Adapta este conocimiento al pragmatismo occidental, siendo muy importante que los alumnos comprueben cada idea a través de su experiencia directa. Crea un sistema completo denominado Cuarto Camino en el que el trabajo espiritual tiene lugar en la vida cotidiana, integrando a la vez las vías del cuerpo, de la mente y del corazón.
Gurdjieff observó cómo en diversos monasterios del Este utilizaban la danza como medio de transformación, así crea una serie de ejercicios, danzas y movimientos inspirados en las grandes tradiciones espirituales destinados a este fin. Cuentan que pasaba noches enteras conectando con fuerzas arquetípicas y energías sutiles que después plasmaba en coreografías.
“ Se podría decir que su mirada descansaba sobre nosotros, en cada uno de nosotros, y en aquella mirada estaba la despiadada compasión que todo lo veía (…) Estábamos sentados en círculo a su alrededor, atentos y en aquel estado extraño de conciencia acrecentada (…) Algo dentro de uno era libre, incluso ligero, y alguna otra cosa parecía retorcerse inquieta para regresar a lo familiar, conocido y seguro. Era muy molesto. Todo era imprevisible”.
A. L. Staveley